viernes, 15 de febrero de 2008

LIBROS APOCRIFOS

1.4. LOS LIBROS APOCRIFOS.

La palabra apócrifa (Apokrypha, adjetivo en griego) significa escondida, secreta u oculta. Este término se utiliza para señalar a los libros que por dudas sobre el autor y la autoridad carecían de plena aceptación como inspirados, por lo cual tales libros no se leían en público y se mantenían separados de los demás. De allí la idea de ocultos o apócrifos. Los libros apócrifos aparecen por primera vez en la versión griega de la Septuaginta y fue en el concilio de Cartago que siete de los libros apócrifos fueran añadidos a las Escritura Hebreas, junto con algunas añadiduras del libro de Ester y Daniel. Luego, en el concilio de Trento fueron añadidos los libros de Tobías, Sabiduría, Judit, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos, tres añadiduras de Daniel y una añadidura de Ester.'.

Los libros Apócrifos del A.T. existentes en griego son 14.
1 Y 2a de Esdras, Tobías, Judit lo restante de Ester, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc, la epístola de Jeremías, El Cantar de los Jóvenes Santo, la historia de Susana, Bel y Dragón, la Oración de Manases, 1a y 2a de los Macabeos.

No se sabe con certeza quienes eran los autores de los libros Apócrifos, pero es probable que fueron escritos por judíos de Alejandría, con excepción de los libros Macabeos y Eclesiásticos cuyos autores muy probablemente eran judíos de Palestina misma. la mayor parte de los eruditos creen que fueron escritos entre 200 AC. y 100 D.C

Durante el reinado cruel de Manases probablemente los sacerdotes tuvieron que esconder las copias de las Biblias y una de ellas fue descubierta en los días de Josías. 2a Reyes 21: 16, 22:18.

1.4.1. Razones para Rechazar a los Libros Apócrifos.
He aquí las 20 razones presentadas por H.S. Miller para rechazar los libros apócrifos del canon del A. T.
1.4.1.1. Todos están de acuerdo en que ellos nunca fueron incluidos en el canon Hebreo.
1.4.1.2. Nunca fueron citados por hombres en el N.T. por Cristo ni por sus apóstoles aunque ya existían.
1.4.1.3. Flavio Josefo, el historiador Judío (100 d.e), lo que omite, enumerando solamente los libros que los Judíos consideraban ser inspirados por Dios.
1.4.1.4. Filón, el Judío, el gran filosofo de Alejandría (20 a. C. hasta 50 d.), escribió prolíficamente y citaba muy a menudo del A.T. pero nunca menciono los libros Apócrifos.
1.4.1.5. No se hallan los Catálogos de los libros canónicos hechos durante los primeros cuatro siglos d. C.
1.4.1.6. Jerónimo (400 d.C.), declara que el canon Hebreo consiste en los mismos 39. Había muchos tárgumes (traducciones del hebreo original), libros que nosotros tenemos en el A. T. Y rechaza los libros Apócrifos terminantemente.
1.4.1.7. Ellos mismos nunca reclaman la inspiración ni la autoridad divina.
1.4.1.8. No tienen el elemento profético verdadero ni hablan como un mensaje de Jehová.
1.4.1.9. Contienen muchos errores históricos, geográficos y cronológicos, se contradicen así mismo, a la Biblia, y a historia profana.
1.4.1.10. Ellos enseñan doctrinas y aprueban practicas en contra de las enseñanzas de la Biblia. Por ejemplo toleran la practica de mentir, justifican el suicidio y el asesinato, y enseñan la justificación por obras o por limosnas, los encantos mágicos, los muertos que oran por los muertos, etc.
1.4.1.11. Se nota en su estilo una rigidez, falta de originalidad, y la calidad artificial que nunca se ve en los libros canónicos.
1.4.1.12. Mucha de su literatura es legendaria de cuentos absurdo.
1.4.1.13. Los milagros que ellos relatan y las descripciones de seres sobrenaturales contienen mucho que es fabuloso, grotesco, y necio.
1.4.1.14. Aunque lo podemos llamar su nivel Espiritual y Moral esta muy por debajo de los libros del AT.
1.4.1.15. Los libros Apócrifos fueron escritos después del A.T. cuando su canon era ya cerrado, sin embargo, algunos de ellos profesan imitar sino tomar su lugar.
1.4.1.16. La iglesia primitiva declaraba que algunos de ellos contenían instrucciones provechosas, pero nunca los hizo canónicos ni autorizados en cuestiones de doctrinas hasta que la iglesia Romana en su Concilio de Trento (1546 D.C), por mayoría pequeña los incluyó en su canon de la fe y pronunció maldiciones sobre todo aquel que no lo aceptase como divinos.
1.4.1.17. La iglesia cristiana, sucesora de la Judia, recibió los 39 libros de los judíos y nunca los ha cambiado.
1.4.1.18. De las palabras mismas de Cristo y sus apóstoles vemos que ellos reconocían el canon ya fijo del A.T. Y pusieron su sello sobre Mateo 23:35. Cubre todo el A.T desde Génesis hasta Crónicas(el Último libro el A.T. en hebreo).
1.4.1.19. Había muchos tárgumes (traducciones del hebreo original en arameo) que los judíos imprimían con los libros del A T cuando el idioma de Palestina había cambiado tanto que era necesario interpretar los libros a los lectores y oyentes. Veáse Nehemías 8:8 pero ningún Tárgum existe de los libros Apócrifos.
1.4.1.20. El estudiante de la historia nunca puede ponerlo al mismo nivel que los libros canónicos, porque siente una diferencia radical y espiritual entre ellos, y los libros se condenan así mismo.

martes, 12 de febrero de 2008

Requisitos del Canon

1.3.3. Requisitos en la Formación de un Canon.

1.3.3.1. Libros existentes.
1.3.3.2. Varios libros de un carácter semejante. No se puede hacer un canon de libros cuyas historias y doctrinas son distintas o contradictorias.
1.3.3.3. Una religión común. No se puede proclamar dos religiones distintas en el mismo canon.
1.3.3.4. Una nación o un pueblo unido por sus instituciones religiosas ,Y políticas.
1.3.3.5. Una literatura sagrada nacional.
1.3.3.6. Un sistema de fe v una conducta nacional. No se halla un canon de las creencias o supersticiones meramente verbales.
1.3.3.7. Un idioma común.
1.3.3.8. El arte y practica de escribir.

1.3.4. ¿Por qué es necesario tener un canon de las Escrituras Santas?
1..3.4.1. Para que tengamos una revelación completa de la Palabra de Dios.
1.3.4.2. Es necesario para que tengamos revelación Escrita.
1.3.4.2. Necesitamos un canon de las Escrituras Santas para concluir cuales eran los muchos libros espurios que fueron escritos en los siglos después de Cristo; pero que según la declaración de toda la Iglesia Primitiva no tenían las señales de la Inspiración del Espíritu Santo. En 330 d. C. el emperador Constantino mandó hacer 50 copias de las Escrituras para ser colocadas el1 las iglesias de Constantinopla y por esa fecha fue claramente establecidos los 66 libros que constituían el canon del A T. Y del NT.

1.3.5. Tres Razones Urgentes para un Canon Autorizado.

1.3.5.1 . El deseo de los Cristianos en un volumen, el relato de la vida v ministerio de su Salvador.
1.3.5.2. La existencia de libros espurios que salieron a la luz a un en el segundo siglo D.C. enseñando doctrinas falsas.
1.3.5.3. La traducción de sus libros en otros idiomas.

1.3. 6. Pruebas que usaban si un libro es canónico o no.

1.3.6.1. Sí fue escrito por un apóstol o con su autoridad.
1.3.6.2. Si era leído en todas las iglesias y aceptado como inspirado.
1.3.6.3. Si tenia ayuda y edificación para las necesidades Espirituales del hombre.
1.3.6.4. Si toda la iglesia tenia el testimonio del Espíritu Santo que era autoritativo. Puestos a prueba de esta manera, los 27 libros que ahora tenemos en el N. T. fueron aceptados por todas las iglesias, y los demás libros rechazados.

jueves, 7 de febrero de 2008

Canon Escrituras Griegas

1.3.2. El Canón de las Escrituras Griegas Cristianas.

La Iglesia primitiva sabia de la existencia de una palabra inspirada por Dios, en forma escrita. Pues esto era un legado del judaísmo, el de Creer en una norma de fe y conducta para el pueblo escogido por Dios. Cristo Jesús invocó el A T como la Palabra de Dios. (mateo 5: 17, 18; Marcos 12: .36, 37; Lucas 16: 31; Juan 5: 37-47) Los apóstoles se refieren se refieren frecuentemente a la autoridad del A T. (Romanos 3:2, 21; 1 Corintios 4: 6; Romanos 15: 4; 2 Timoteo 3: 15-17; 2 Pedro 1: 21) Pero también los apóstoles reclamaron la misma autoridad que la del A T para sus enseñanzas orales y escritas (1 Corintios 2: 7-13; 14: 37; 1 Tesalonicenses 2: 13; Apocalipsis 1: 3) por lo que ordenaron su lectura publica (1 Tesalonicenses 5: 27; Colosenses 4: 16, 17; 2 Tesalonicenses 2: 15; 2 Pedro 1: 15; 3: 1, 2). Las revelaciones dadas a los profetas y las enseñanzas de los apóstoles eran consideradas como fundamento de la Iglesia misma. (Efesios 2: 20)
Siendo así las cosas era mas que justo que estas enseñanzas fueran añadidas a la escritura del A T Y que el canon de la fe se aumentara con otros nuevos libros. Poco a poco se fueron compilando las enseñanzas de los apóstoles para posteriormente recibir el titulo de Nuevo Testamento.

1.3.2.1 •. Historia del Canon del Nuevo Testamento.

La Iglesia Católica Romana reclama la responsabilidad por la decisión en cuanto a cuáles libros deben incluirse en el canon de la Biblia, y se hace referencia a los concilios de Hippo (393) y Cartago (397), donde se formularon catálogos de los libros. No obstante, esto no es cierto pues el canon del NT estaba ya confeccionado mucho tiempo atrás y no por un sínodo o cofradía de obispos y clérigos, sino por el uso de estas Escrituras Sagradas por la Iglesia Primitiva. Kurt Aland, en su libro The Problem of New Testament Canon (El Problema del Canon del Nuevo Testamento) afirma: "Es un hecho conocido que la Iglesia, considerada como el cuerpo entero de creyentes, creó el Canón... no fue lo contrarío; no se impuso desde la parte superior, fuese por obispos o sínodos”.

La compilación de los libros del NT no se hizo rápidamente sino de una manera lenta. Sin embargo, las cartas apostólicas eran la base de la enseñanza y eran de lectura en medio del servicio de las iglesias prímitivas. Por lo que eran llamadas Escrituras sin ningún prejuicio, distinguiéndose los Evangelios (los cuatros sin excepción alguna) y los Apóstoles para designar a las dos secciones del NT. Esto estaba pasando en el segundo siglo de la era cristiana. El apóstol Pedro mencionó las epistolas paulinas, dando entender que estas habían sido propagadas y conocidas por sus lectores. (2 Pedro 3: 16) Al final del siglo segundo había aceptación universal de los cuatros Evangelios, Hechos y 12 de las Epístolas paulinas.

Uno de los más interesantes documentos arqueológicos que sirven de soporte para el establecimiento del canon del NT. Es el fragmento descubierto por L. A. Muratori en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, Italia, y publicado por éste en 1740. Aunque falta el principio, su referencia del evangelio de Lucas como el tercero indica que mencionaba primero a Mateo y a Marcos. El fragmento de Muratori se encuentra escrito en latín, data de la última parte del siglo segundo, y probablemente es una traducción de un original griego.

A continuación hacemos una traducción parcial de este fragmento: "El tercer libro del Evangelio es aquél según Lucas ... lo escribió en su propio nombre ... el cuarto libro ... es el de Juan, uno de los discípulos ... '{ así para la fe de los creyentes no hay desacuerdos, aunque diferentes selecciones se dan de los hechos en los libros individuales de los Evangelios, porque en todos ellos bajo el Único Espíritu guiador todas las cosas relativas a su nacimiento, pasión, resurrección, conversación con sus discípulos, y su venida doble, la primera en la humillación que surge del desprecio, que tuvo lugar, y la segunda en la gloria del poder regio, que todavía habrá de venir, se han declarado. Que maravilla es, entonces, si Juan aduce tan consistente mente en sus Epístolas estas varias cosas, diciendo en persona: “lo que hemos visto con nuestros ojos, y oído con nuestros oídos, y nuestras manos han manejado, esas cosas hemos escrito”• Pues así profesa ser no sólo un testigo presencial sino también un oidor y narrador de todas las cosas maravillosas del Señor, en su orden. Además, los hechos de todos los apóstoles están escrito en un solo libro. Lucas los compiló para el excelentísimo Teófilo ... ahora las Epístolas de Pablo, cuáles son, de donde o por que razón se enviaron, ellas mismas le aclaran a quien entenderá. Ante todo él escribió extensamente a los Corintios para prohibirles el cisma de la herejía; entonces a los Gálatas la circuncisión, y a los Romanos sobre el orden de las Escrituras, dando a saber también que Cristo es el asunto principal en ellas ... cada una de las cuales es necesario que consideremos, viendo que el bendito apóstol Pablo mismo, siguiendo el ejemplo de su predecesor Juan, solo escribe a siete iglesias por nombre en el siguiente orden: a los Corintios; a los Efesios; a los Filipenses; a los Colosenses; a los Gálatas; a los Tesalonicenses; a los Romanos. Pero aunque escribe dos veces por causa de corrección a los Corintios y a los Tesalonicenses, que hay una sola iglesia difundida a través de toda la tierra se muestra; y Juan también en el Apocalipsis, aunque escribe a siete iglesias, no obstante habla a todos. Pero por afecto y amor (escribió Pablo) una a Filemón, y una a Tito, y dos a Timoteo; (y estas) se consideran sagradas en la estimación honorable de la Iglesia. Además, una Epístola de Judas y dos que llevan el nombre de Juan se cuentan…Solo recibimos los Apocalipsis de Juan y de Pedro, el cual (el segundo) algunos de nosotros no deseamos que se lea en la iglesia”• (THE NEW SCHAFF-HERZOG ENCYCLOPEDIA OF RELIGIOUS KNOWLEDGE, 1956, tomo VIII, página 56)
La no mención de 1 Juan se explica por que Muratori al hablar d.e la autenticidad del Evangelio según San Juan cita la susodicha Epístola para afirmar su canonicidad. Refiriéndose solamente a las otras dos Epístolas más pequeñas. Sobre la no inclusión de 1 Pedro; la explicación es muy sencilla, se perdieron algunas líneas del fragmento de Muratori, los cuales probablemente hacían mención a estas Epístolas.

Para el año 230 aproximadamente, Orígenes aceptó entre las Escrituras inspiradas los libros de hebreos y Santiago, los cuales faltan en el fragmento de Muratori. Más tarde; Atanasio, Jerónimo y Agustín reafirmaron las conclusiones de las listas más primitivas quedando completado el Canon de las Escrituras Griegas Cristianas en los 27 libros actuales.

viernes, 1 de febrero de 2008

Canon Sagrado

1.3. EL CANON DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS.

La colección o lista de los libros genuinamente inspirados se le conoce con el nombre de Canón. Originalmente esta palabra era empleada para designar una vara o caña utilizada para medir, si no se tenía a la mano un pedazo de madera; luego se le dio ese nombre al nivel del carpintero y a la regla del escribano. En dos pasajes el apóstol Pablo refiriéndose a una "'regla de conducta' o a una regla en forma literal (Gálatas 6:16, 2 Corintios 10: 13) De modo que los libros canónicos son los que son verdaderos e inspirados por Dios y dignos de usarse como nuestra máxima norma de fe y conducta.

¿Cuáles son los criterios que mientan y determinan la canonicidad de los libros de la Biblia? Es indiscutible que los escritos considerados inspirados por Dios deben de tratar de los asuntos importantes en la relación de Dios con el hombre. Deben estimular la verdadera adoración; señalar los propósitos y las promesas de Dios. No debe existir al interior de los libros evocaciones a la superstición, ni culto a los animales sino un profundo llamado al servicio incondicional de Dios. Son armoniosos con los principios básicos de la sana doctrina y respaldan al unísono la gloria y la alabanza de Jehová Dios.

1.3.1. El Canón de las Escrituras Hebreas.

Los escritos divinamente inspirados del Antiguo Testamento fueron cuidados celosamente por el pueblo de Israel como especial fundamento de su Nación. La ley dada por Dios a moisés fue depositada dentro del arca del Testimonio. (Éxodo 40: 20) El libro de la ley escrita por Moisés fue guardado al lado del arca. (Deuteronomio 31: 24-26) Josué hizo lo mismo con sus escritos. (Josué 24:26).

Samue1 compiló el derecho de los reyes en un libro que colocó ante la presencia del Señor. (1 Samuel 10: 25) En el reinado de Josías se encontró la Ley de Jehová. Todos los órdenes sociales de Israel aceptaron absolutamente la plena autoridad y autenticidad de estos manuscritos. (2 Reyes 22: 8-20) Pasado esto se confeccionaron copias de los escritos de la Ley como lo ordenaba ella misma. (Deuteronomio 17: 18-20)

La tradición judía atribuye a Esdras el principio de compilar y catalogar el canon del Antiguo Testamento, y dice que este fue completado por Nehemías y la gran sinagoga que le precedió hasta 300 a.c. Lo cierto es que Esdras poseía la sabiduría de Dios y las facultades técnicas para ese trabajo, dado que era un gran erudito y escriba; a demás poseía una copia del Pentateuco (5 primeros libros de la Biblia). (Esdras 7: 6-14) Por lo tanto no hay argumentos históricos sólidos para refutar esta tradición. Esdras fundó el orden de escribas, que no solamente copiaban los manuscritos de los libros de la Biblia, sino que los guardaban y los explicaban también. Los judíos dividieron los libros del AT en tres partes, pero mantienen los mismos 39 que los nuestros.

1.3.1.1 Historia del Canón del Antiguo Testamento.

En los tiempos de Esdras, la ley de moisés, que comprendía los cinco libros primeros de la Biblia actual, circulaba como parte de las escrituras hebreas sagradas. Esdras poseía una capia de estas y le fue solicitada una lectura pública de estas.

(Nehemías 8: 1, 5, 8). Cerca de esa misma época, antes de darse la separación entre los judíos y los samaritanos, el Pentateuco fue llevado a Samaria. El erudita Jesús Ben-Sirach da testimonio de que la disposición de los profetas menores en un grupo de 12 estaba ya implantada hada el año 200 a. de C. En otro pasaje de su obra sugiere que estos conformaban la segunda parte de las escrituras sagradas hebreas junto con Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Ezequiel, Daniel. En el 132 a. de C. se afirma la existencia de tres partituras que constituían las Sagradas Escrituras Hebreas. Llamadas comúnmente: La Ley, Los Profetas y Los Otros libros.

En esa misma época que se disponía de la versión de los setenta, un judío nacido en el año 20 a. de C. tenía una lista de los libros del Antiguo Testamento, pero no menciona ni uno de los libros apócrifos. Ya en el Nuevo Testamento se hace mención de las libros del Antiguo coma un conjunto de documentos con plena autoridad espiritual. (léase mateo 21: 42; 26: 56; marcos 14: 49, Juan 10. 35; 2 Timoteo 3: 16) Son Escrituras Santas. (Romanos 1: 2, 2 Timoteo 3: 15) En el NT se hace mención de las tres partes, anteriormente anunciadas, por el mismo Jesucristo, como La Ley de Moisés, Los Profetas y Los Salmos. (Lucas 24: 44)

Aunque hoy día alistamos 39 libros en A T, el canon hebreo incluye estos mismos, pero estableciendo la siguiente tabla:

A. La Ley: 1. Génesis 2. Éxodo 3. Levítico 4. Números 5. Deuteronomio.
B. Los Profetas: 6. Josué 7. Jueces 8. Samuel (1 y 2) 9. Reyes (1 y 2) 10. Isaías 11. Jeremías 12. Ezequiel 13. Los Profetas Menores. (un solo libro)
C. Los Escritos (Hagiógrafos): 14. Salmos 15. Proverbios 16. Job 17 Cantar de los Cantares 18. Rut 19. Lamentaciones 20. Eclesiastés 21. Ester 22 Daniel 23 Esdras (se incluía Nehemías) 24. Crónicas (1 y 2)

Algunas autoridades, al poner a Rut con Jueces y a Lamentaciones con Jeremías cuentan solamente 22 libros. Haciendo a éstos de igual número que el alfabeto hebreo. Por ello F1avio Josefo afirmaba de la existencia de 22 libros divinos siguiendo de paso la nomenclatura hecha por la Septuaginta. Que es bastante parecida a la descrita anteriormente.

Los últimos libros inspirado por Dios en el AT fue el de Nehemías y Malaquias. El primero es indiscutiblemente inspirado, dado el hecho que este encierra la génesis del punto de partida para la interpretación de la profecía de las setenta semanas; tema muy importante en el desarrollo de la doctrina escatológica. (Compárese Daniel 9: 25 con Nehemías 2: 1-8 y 6: 15) También este mismo libro nos suministra información sobre el contexto histórico en el que se desarrollo la actividad del profeta Malaquias. De este último libro mencionado tampoco puede dudarse de su inspiración, por el hecho importante que fue multicitado en muchas oportunidades en los evangelios por el mismo Hijo de Dios, nuestro señor Jesucristo. Luego de estos dos libros no se encuentran evidencias históricas que demuestren la aceptación de libros escritos después de éstos. Confirmando el punto de vista de la tradición judía y el pensamiento de los cristianos del primer siglo. Por ello afirma la Escritura que a los judíos se las he sido confiada la Palabra de Dios. (Romanos 3: 2)