1.2.4. Inspiración Verbal Plenaria.
Por Inspiración Verbal y Plenaria debemos entender que los escritores de las Sagradas escrituras no recibieron ideas vagas y generales de la voluntad de Dios. Tampoco que eran simples grabadoras de sonidos y palabras literales si no que Dios les habló con palabras claras o les hizo sentir y entender pensamientos definidos de lo que Él quería decir a los humanos. De lo cual se puede afirmar:
1.2.4.1. La Biblia registra la revelación de Dios al hombre y esa revelación se puede resumir en una persona, el Señor Jesucristo.
1.2.4.2. Para gozarse de su revelación es preciso conocerle a él y vivir en comunión con él, porque el hombre carnal no puede comprender las cosas de Dios 1 Corintios 2: 12-1ó; Mateo 11: 25--27.
1.2.4.3. La inspiración de la Biblia abarca todas las ideas y las palabras de los libros originales.
1.2.4.4. Cesó cuando ellos fueron completados, y después los mismos escritores ni otros siervos de Dios pueden ser llamados hombres inspirados en el mismo sentido.
1.2.4.5. La inspiración que tuvieron para escribir la Biblia no les hacia máquinas tampoco daba lugar para errores, sino que dio como resultado en una continua cooperación entre Dios y los hombres que mantenían el elemento humano y el elemento divino y hacían a la Biblia un libro divino- humano.
1.2.4.6. Nuestra creencia en la inspiración verbal plenaria no nos enseña que todas las partes de la Biblia son de igual importancia, sino que todas son igualmente inspiradas.
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